¿Te sientes falta de energía, agotada, que ya no rindes igual en el trabajo?
El desgaste laboral también llamado “burn-out” -como se le llama en inglés- es un fenómeno generado por las tensiones emocionales y físicas como respuesta al estrés crónico originado en el contexto laboral con repercusiones individuales pero también sociales.
Aunque este fenómeno empezó a estudiarse hace cerca de 20 años, hasta hace muy poco fue incluido como una nueva enfermedad en la Clasificación Internacional de Enfermedades realizada por la Organización Mundial de la Salud –OMS- con el objetivo de establecer tendencias y estadísticas sanitarias.
Según la OMS, este mal debe caracterizarse ahora como “síndrome resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito. Y se caracteriza por tres dimensiones: sentimientos de falta de energía o agotamiento; aumento de la distancia mental con el trabajo o sentimientos negativos o cínicos frente a este; y eficacia profesional reducida”.
Se sabe que si bien no hay cifras reales de su alcance, el “burn-out” tiene una alta prevalencia en la población. Según Lina Parada Muñoz, psicóloga clínica, “en el mundo, 1 de cada 4 personas sufre de un problema grave de estrés. En las ciudades se estima que el 50% de la población tienen un problema de salud mental de este tipo”.
Por su parte, el Estudio Nacional de Salud Mental en Colombia, reveló que el 40% de la población activa laboralmente, entre los 18 y 65 años, ha sufrido algún tipo de trastorno psiquiátrico asociado con el estrés y que finalmente termina afectando no sólo el estado de salud de las personas sino también la productividad de las empresas.
No en vano, el porcentaje de las incapacidades y ausencias en las empresas cada día está en aumento. El impacto en la productividad se ha visto disminuido por la percepción de la dificultad del trabajo, a tal punto que se puede llegar a reducir en un 60% la productividad personal y profesional.
Si bien es cierto que el estrés es una condición natural del ser humano que nos ha permitido evolucionar y sobrevivir como especie, ya que finalmente es una tensión que se dispara cuando el organismo se siente en peligro, entonces él desarrolla lo que necesita para vivir, el estrés forma parte de nuestra naturaleza, pero ¿qué es lo que ha venido ocurriendo? que cuando se genera una tensión que sobrepasa el tiempo o capacidad de respuesta y se convierte en una situación constante y permanente, esto hace que nos enfermemos.
Los síntomas más comunes
A nivel emocional los síntomas más comunes son la depresión y ansiedad, que vienen a funcionar como un círculo vicioso… nos estresamos, generamos ansiedad y terminamos en depresión.
A nivel físico el estrés tiene reacciones fisiológicas. Cuando nos estresamos el cuerpo libera cortisol y al producirse de manera constante, produce algunas respuestas y afecciones al cuerpo como dolor de cabeza, ansiedad, tos, asma, ulceras, cólicos, impotencia sexual, fatiga e hipertensión.
El agotamiento del trabajo presente en el síndrome de “Burn out” puede ser el resultado de varios factores como: la falta de control o la incapacidad de influir en las decisiones que afectan en su trabajo, las expectativas laborales poco claras o no estar seguro del grado de autoridad que se tenga; si su trabajo no se ajusta a sus intereses y habilidades, si usted se siente aislado en el trabajo y en su vida personal, entre otras situaciones que le pueden producir estrés.
¿Cómo superarlo?
Siempre vamos a estar expuestos al estrés, pero la manera en cómo lo afrontamos es lo que marca la diferencia! Y saber que tiene un manejo es lo más importante!
Primero identifica si lo que está pasando es que lo que te estresa de los demás es algo propio de nosotros –que tal vez no queremos reconocer- recuerda la “Ley del Espejo”.
O si es que estás viendo la vida a través de una percepción selectiva negativa que hace que los seres humanos nos fijemos en el punto negro en la pared blanca! Y cuando tenemos esa mirada selectiva sobre las cosas que te ocurren a diario y no les puedes sacar el cuerpo la tensión aumenta.
Desde esta perspectiva, debemos aprender a manejar el estrés a partir de una postura apreciativa, no estar todo el tiempo quejándose, juzgando, indisponiendo desde la palabra lo que estás viviendo, no! Recuerda que la palabra tiene poder! Debemos entrenarnos en lo positivo!
No te dejes en el último lugar de la fila!, hay que sacar espacio para el autocuidado y una buena opción es acudir a la meditación, cuando nosotros aprendemos a controlar nuestra mente podemos empezar a disfrutar plenamente del presente e iniciamos elevando nuestro nivel de conciencia. Está demostrado que la meditación tiene el mismo efecto de un antidepresivo.
Cuando tenemos conciencia de que debemos cuidar lo que pasa en nuestra mente para que nuestro cuerpo no lo reproduzca como enfermedad se piensa dos veces antes de estallar en una crisis.
El principio de realidad! Debemos estar no en una postura conforme, pero si en una postura de agradecimiento, la gratitud es una condición mental que invita a la persona a tener conciencia mental y corporal de lo que tiene, y cuando estamos valorando lo que vivimos, es una postura mucho más reconciliada con tu vida real.
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