Las mujeres han sido bendecidas por el universo con el maravilloso don de dar vida y es a través del centro energético del útero que pueden co-crear y generala. Si hablamos espiritualmente los padres encarnan la esencia divina del Dios padre y de la Diosa madre, cada uno cumple un rol en la formación espiritual de sus hijos siendo el padre quien representa la sabiduría y la madre el amor.
Las madres están empoderadas con el don ancestral que tienen de mujer divina, por lo que deben re-conectarse con su cuerpo, sus raíces, su historia con su don de dar vida y formarla, con su creatividad, fortaleza y espiritualidad, ten presente que has sido bendecida por la madre tierra con el poder de creación y vínculo entre la pachamama y todos sus hijos.
La importancia del útero en el significado de ser madre, radica en la capacidad de crearse y reinventarse a sí misma cada mes, es la puesta en acción de la energía uterina preparándose para dar vida, es el símbolo de la fuerza sostenedora del hogar que está llena de creatividad, sexualidad y vida. En épocas antiguas el útero femenino estaba consagrado a la conservación y supervivencia de la especie, era reconocido, amado, valorado y respetado por su significado y relevancia para la humanidad como esencia femenina, la identidad propia como mujer que es pilar de su hogar.
La palabra mujer representa en sí la fragmentación de todos los roles que como “hembra mamífera” puede llegar a representar a lo largo de su vida, como hija, hermana, esposa, madre, amante, amiga, etc. Al igual que todos los seres humanos estamos hechos de energía pura que es el principal componente de la materia que nos da forma, y la cual se nutre de las emociones bien sea de forma negativa o positiva, en las mujeres el útero rige como un importante centro energético, que no es más que la representación simbólica del nido, es nuestra primera casa, el primer entorno con el que los bebés en formación se identifican y dónde se genera la conexión emocional entre madre e hijo. Este centro energético está conectado con la energía de la feminidad y de la madre, manifestándose no solo en la capacidad como mujer de concebir vida, sino también de plantear y crear proyectos, planes u objetivos de vida como quien siembra una semilla y la fertiliza con dedicación y esmero suficiente a la espera de que de fruto. Bien, ahora ¿Cuál es el alimento adecuado para que esa semilla germine? pues son todos aquellos sentimientos que valoricen la energía femenina de creación, maternidad y fertilidad.
Parte de conseguir la realización como mujer creadora, implica lograr el crecimiento interno que significa ser cada día más auténtica, más una misma, ser cada vez más espiritual conlleva a ser cada vez más humana y para esto debes abrir el espacio para auto conocerte, escucharte a ti misma, dejar los juicios y prejuicios afuera y aprender a vivir desde la igualdad, la empatía y el amor que aflora en ti y en todo lo que te rodea.
Como mujer eres energía divina que necesita avivar la llama íntima del fuego sagrado femenino, tu maternidad, tu fecundación, tus semillas en los múltiples aspectos de tu vida, de tus ideales, tus sentimientos, tu protección, el coraje y valentía con la que enfrentas cada uno de los días de tu vida. Aprende a avivar la energía creadora que vive en ti empezando por reconocer y valorar tu útero como centro energético y nútrelo con todos los sentimientos positivos que te permitan celebrar la vida.
Alegría es lo que debes derrochar a diario en tu vida para nutrirte de está y alimentar tu centro energético, así que piensa en lo que te puede hacer realmente feliz, busca nuevos caminos para re inventarte y expresarte libremente, manifiesta tu esencia sin reproches ni restricciones, siéntete en libertad de aprender algo nuevo, practicar algún deporte que te permita expresar tus habilidades, arriesgate a conocer nuevos lugares y personas, cuidate y mimate a ti misma, date el tiempo para compartir con tu pareja y también aprende a reconciliarte con tu esencia y a convivir contigo misma.
Recuerda que eres ejemplo de imitación y el mejor legado de amor que puedes darle a tus hijos consiste en aprender a amarte, reconocerte, comprenderte y sanarte a ti misma; revitaliza y equilibra tu energía para que puedas sanar esa conexión transgeneracional que este afectando tu rol actual como madre, educadora y esposa.