Osho es un líder espiritual indio que nos dejó mucha sabiduría a través de sus escritos y queremos compartirlos con ustedes. Son breves cuentos que nos dejan excelentes enseñanzas para nuestra vida. Acá te dejamos el número 20 que nos habla acerca de la comprensión, disfrútenlo!.
Comprende que lo que ves en otros es aquello que tú mismo llevas. Tus juicios son, en realidad, reflexiones sobre lo que es reprimido o rechazado dentro de ti.
Dos monjes Zen estaban cruzando un río. Se encontraron con una joven y hermosa mujer que también deseaba cruzar, pero que tenía miedo. Entonces uno de los dos monjes la tomó sobre sus hombros y la llevó a la otra orilla. El otro monje estaba furioso. No dijo nada, pero hervía en su interior. ¡Esto estaba prohibido! Un monje budista no debe tocar a una mujer, y este monje no sólo la había tocado, la había llevado sobre sus hombros. Pasaron muchas millas. Cuando llegaron al monasterio, y estaban entrando, el furibundo monje se volvió al primero y dijo: “Mira, tendré que hablar con el Maestro sobre esto, tendré que informar. Está prohibido”.
El primer monje dijo: “¿De qué hablas? ¿Qué está prohibido?”. “¿Te has olvidado?”, preguntó el segundo. “Llevaste a esa joven y hermosa mujer sobre tus hombros”.
El primer monje rió y dijo: “Sí, la llevé, pero la dejé en el río, millas atrás. ¿Tú la llevas todavía?”.
Tu interior reprimido, rechazado, arrojado al sótano también sigue reflejándose en tus acciones. Incluso, a menudo cuando evitas algo, entonces también, en este evitar se muestra tu comprensión.
La Disciplina de la Trascendencia
Vol. 4, p. 220
En conclusión, es más fácil ver las cosas buenas o no tan buenas en el otro a verlas en nosotros mismos. Emitimos y nos hacemos juicios varias veces, de por qué las personas se comportan de una u otra forma, sin darnos cuenta que eso mismo que criticamos es algo en lo que también debemos trabajar nosotros, pues es una alerta para cuestionarnos qué estamos cargando de dicha situación, es decir que nos corresponde y poder liberarnos de alguna creencia de la cual debemos ocuparnos. Día a día se nos presentan estas situaciones y debemos agradecerlas porque nos hacen crecer como personas y poder trascender en nuestras vidas, evolucionando en los diferentes ámbitos de ella.
Entonces pregúntate ¿Si me la paso haciéndome juicios en qué momento dejo salir mi poder?, ¿Cuantas veces no dejo que mi Dios interno actúe?, ¿Esos prejuicios me limitan a dar el siguiente paso?, ¿En qué grado confío en lo que ya soy?.
Las limitaciones nos las imponemos nosotros mismos, es como si pusiéramos barrotes donde no los hay, solo están en nuestra mente. Es necesario cambiar nuestra forma de pensar para poder percibir el mundo que nos rodea de una forma diferente, alzar la cabeza, abrir nuestras alas y volar.