Según la psicología, el miedo es una de las emociones básicas y primarias que tiene todo ser humano y aunque podemos llegar a catalogarla como desagradable al tener el poder de hacernos sentir mal, lo cierto es que no es una emoción negativa pues todas las emociones que experimentamos sin importar su tipología son positivas, son útiles y sentirlas con libertad es un derecho esencial, que no debes cohibir o tratar de controlar.
El miedo es también una emoción pasiva, que trata de retirarnos de la situación de peligro o que despierta el temor y viéndolo desde una visión fisiológica tiene una función elemental de mantenernos a salvo, por tanto no es más que un mecanismo adaptativo que nos permite “sobrevivir” en el entorno y que reacciona en función de los patrones mentales, creencias y pensamientos que tenemos.
Pero ¿qué pasaría si tus miedos desaparecen? aunque te cueste trabajo creerlo, la verdad es que no podríamos vivir sin ellos, es gracias a estos que tomamos las decisiones que tomamos y cómo interpretamos el mundo en el que vivimos. Es gracias a los miedos que eres lo que eres. Pretender desaparecerlos ser es solo una negación de la capacidad que tienes de gestionar esta emoción y convertirla en el motor de una nueva acción que te lleve a superarte a ti mismo y a tus restricciones mentales.
Son nuestras creencias e interpretaciones las que hacen que sintamos miedo de forma disfuncional, haciendo que se piense poco y se reaccione mucho, tomando decisiones apresuradas que afectan el proceso de llegar al lugar en el que realmente quieres estar; el miedo no es un problema, el solo te obedece, el verdadero problema está en lo que decides hacer con ese miedo, ¿qué tanto vas a dejar que te limite o te frene?
Tenemos tres formas de lidiar con el miedo pero solo una de estas es la correcta ¿eres capaz de reconocer cuál de estas es?, la primera consiste en simplemente ignorarlo, intentas avanzar pero te das cuenta que te frena y se convierte en un ancla que te amarra a tu posición actual. La segunda es reconocer que existe pero verlo de forma negativa, entonces peleas con él gastando así el doble de energía porque sin importar cuánto luches te sigue frenando y no te permite seguir adelante. Y la tercera es llegar al punto de entendimiento en que lo reconoces, lo aceptas y lo invitas a caminar contigo, lo conviertes en esa palanca para movilizarte, siendo congruente con lo que piensas, dices y haces.
Empieza por aceptar este sentimiento, no debes temerle al miedo, rompe los paradigmas de crianza que nos enseñaban que el temor era algo malo de lo cual avergonzarnos, y que solo al deshacernos de él seríamos capaces de ser felices. Cuando asumes que tienes miedo cambia la forma como ves la vida, tus modelos de pensamiento se transforman, reconociendo la configuración del miedo y la forma como lo afrontas.
Cada paradigma que tienes genera unos neurotransmisores relacionados con la asociación que tienes con el sentimiento, en este caso si descubres que tus miedos pueden llegar a ser divertidos los neurotransmisores cambian y con ellos la forma de afrontarlos. Tus miedos serán siempre inversamente proporcionales a la calidad de tu autoestima por tanto mientras más baja sea esta, más grandes tus miedos serán.
El miedo nos hace ser quienes somos y cuando logramos entenderlo, es decir a conciencia sentarnos y analizarlo, somos capaces de ver la estrategia que nos sirve para poder trabajar de la mano con él y lograr lo extraordinario, todo aquello que creíamos era imposible de alcanzar; los miedos nos hacen ser mejores personas ya que debemos esforzarnos más para superarlos, si nos dejamos paralizar por este sentimiento nos limitamos para descubrir la razón de ser de nuestra existencia.
Para conocer tus miedos, debes primero encontrarlos, así que toma un momento para entrar en sincronía con tu voz interior, se consciente de tu respiración y empieza el proceso de introspección, la idea es alcanzar una mayor autocomprensión, una expansión del yo, y facilitar el acceso a las raíces de los problemas emocionales generadores de los temores. Una vez los encuentras, se consciente de las sensaciones que te provocan, ¿como te hace sentir? ¿los percibes de forma negativa? deja que tus sentidos se conecten con la emoción y percibe los olores, sonidos, sabores y colores que puedes percibir en él, ahora dale forma al miedo y visualiza que sale de ti, puedes verlo, está parado enfrente tuyo, pero no hace parte de ti, es tiempo de analizarlo; si lo imaginaste de un color que no es de tu agrado, es momento de dejar caer sobre él, el color que más te guste, si el sonido con el que lo asocias no te agrada cambialo por tu melodía favorita, y haz lo mismo con todo lo que antes percibías en el….
Una vez lo has modificado a tu gusto ¿ha cambiado la percepción desagradable que antes tenías sobre él?, muy seguramente así es… tu mente tiene el poder de transformar ese miedo en emociones con las que puedes trabajar para superarlo. Ten presente que no estás eliminando el miedo, solamente estás cambiando la forma como lo percibes y como te hace sentir.
Ahora que eres consciente de tus miedos, estás en sincronía con tu energía interior, es tiempo de trabajar en superarte a ti mismo para vencer tus miedos, no temas fracasar, porque cada fracaso es una oportunidad de reinventarse, mientras más grande el miedo más fácil será que te pongas en acción, más grande será el reto pero también más significativa será la recompensa.