“Solo si escuchamos podremos aprender. Y escuchar es un acto de silencio; solo una mente serena, pero extraordinariamente activa puede aprender”. – Krishnamurti
Cuando estás escuchando a alguien alguna vez te has preguntado, ¿Quién realmente está escuchando? ¿estás cuestionando lo que te dicen? ¿estás realmente haciéndolo o estás fuera de ti mismo e ignorando a quien te está hablando?. La verdad es que no todas las veces estamos realmente escuchando, y otras tantas no estamos asimilando lo que escuchamos. La escucha debe ser activa, participativa e interesada demostrando que se está presente en cuerpo y mente y no pensando en otras cosas o simplemente negando o aceptando juicios mentales sobre lo que expone el interlocutor.
Gran parte del problema de no poder escuchar, radica en la falta de sincronía con nosotros mismos, estamos psicológicamente divagando y nos desconcentramos de aquellos pensamientos y emociones que el otro está tratando de transmitirnos, por lo que al escuchar a medias captamos solo aquello que nos gusta mientras que olvidamos todo con lo que no simpatizamos, sencillamente nos perdemos el momento. Para empezar a escuchar debemos empatizar con el interlocutor y esto es posible cuando eliminamos el ruido interno y escuchamos al otro, dejando de lado nuestras ideas con respecto a lo que estamos escuchando.
“para poder escuchar al otro nos corresponde aprender a escucharnos a nosotros mismos”
Escuchar es un arte que se desarrolla con la práctica. Cuando escuchas tienes una vivencia, que implica relacionarse desde la emoción que trae consigo la experiencia de escuchar y que solo es posible cuando se está en contacto con uno mismo. Si realmente escuchamos estaremos en capacidad de comprender a nuestros semejantes, quien se siente escuchado aprende a escuchar a los demás, es una facultad mágica del ser humano porque es la base de todas las relaciones afectivas que experimentamos.
En principio debemos saber que para poder escuchar al otro nos corresponde aprender a escucharnos a nosotros mismos, normalmente estamos llenos de ruidos internos que nos llenan de interferencias que impiden comunicarnos con nuestra conciencia, conectar con nuestra alma y es una de las principales razones por las que vivimos en conflicto con el mundo exterior; así que debemos ir hacia nuestro interior y encontrar nuestra sabiduría interior a través de la auto observación y escucha, revisa que tipo de conversaciones tienes contigo mismo y que tanta atención te estás prestando.
Al observarnos, escucharnos y reflexionar sobre nosotros mismos llegaremos a un estado interno más fortalecido que nos permita relacionarnos efectivamente con los demás para poder escuchar sin interrumpir, sin criticar sin emitir opinión y demostrando atención e interés en lo que están diciendo. Para escuchar activamente se requiere de un esfuerzo consciente para conseguir que el interlocutor se sienta en capacidad de expresarse con total libertad y comprensión porque demuestras tener tu atención tanto en lo que dice como en lo que siente.
Cuando realmente escuchas generas confianza, cercanía y seguridad en el otro, una de las claves para encontrar el significado de lo que estás escuchando es centrarte en entender las palabras y emociones vinculadas a quien habla teniendo especial cuidado con la comunicación no verbal, debes estar atento a las actitudes que tienes con respecto a lo que escuchas. Escucha sin juzgar a la otra persona o sacando conclusiones antes de tiempo, evita dar consejos que no te han pedido, recuerda que la gran mayoría prefiere encontrar sus propias soluciones, evita a toda costa interrumpir ya que puedes transmitir mensajes equivocados como que lo que tienes que decir es más importante que lo que te estan diciendo, así que deja que sea tu interlocutor el que guíe la conversación.
Una de las formas en las que puedes evidenciar que en verdad estás escuchando es repetir de vez en cuando algo de lo que te han dicho pero hazlo interpretando las emociones que la otra persona pueda estar sintiendo, otra cosa que puedes hacer es preguntar intentando pedir más información, pero ten cuidado con las preguntas que puedan cuestionar la opinión del interlocutor, igualmente es recomendable que utilices refuerzos positivos y cuides el lenguaje corporal, mantén una postura abierta y respeta los silencios que puedan existir en la conversación. Un último consejo y quizás el más importante que podemos dejarte es que tomes unas horas al día para meditar en silencio, solo escuchando tu entorno, es una forma sencilla de aprender a escucharte a ti mismo y a los demás.